“Música para digerir” es un proyecto musical que nace en tiempos de pandemia. Su objetivo es que nuestros alumnos disfruten de un entorno musical agradable en el comedor del colegio durante la hora de la comida,con el fin de favorecer el proceso de digestión y reducir los niveles de estrés.

Desde principios de curso hemos observado, en la hora de comedor, un importante incremento de tensión en los niños, quizá a consecuencia de todas las medidas restrictivas y limitaciones que están viviendo en el entorno escolar a consecuencia de la pandemia.

Partiendo de que la música tiene importantes efectos sobre nuestro sistema nervioso, gracias a este proyecto ofreceremos a los niños la oportunidad de escuchar música en directomientras comen.

¿Cómo lo haremos?

Profesores de la Escuela de Música y músicos voluntariosacudirán al centro para acompañar a los niños en este momento tan importante del día. Por supuesto, teniendo en cuenta siempre las medidas de seguridad y protocolosque venimos aplicando en el colegio desde el inicio de curso. Los músicos interpretarán con mascarilla, respetando la distancia de seguridad y no interactuarán de ninguna manera con los niños.

Objetivos

“Música para digerir” pretende cumplir cinco objetivos:

  1. Reducir el nivel de tensión y estrés
  2. Favorecer el proceso de digestión de los niños
  3. Promover la cultura musical de forma indirecta
  4. Educar el oído de nuestros alumnos
  5. Inculcar respeto por la música y los intérpretes

Con este proyecto no pretendemos convertir la comida en un concierto donde deban guardar silencio absoluto, pero sí nos gustaría transmitirles el respeto por la música y los intérpretes, utilizando un volumen adecuado a la hora de comunicarse con sus amigos, a sabiendas del impacto positivo que esto va a tener sobre ellos en cuestiones de educación y de salud.

 

Los beneficios de comer con música, ¿qué dice la ciencia?

La música tiene la capacidad de producir reacciones fisiológicas sobre nuestro organismo. Produce una respuesta mediada por el sistema nervioso autónomo que afecta a la frecuencia cardíaca y respiratoria, entre otros.

 

Además, la música produce en el cerebro la llamada “emoción musical” tras un complejo estímulo que se inicia en el oído y acaba implicando a determinadas áreas neurológica s situadas en el sistema límbico.

 

Los estudios de la Universidad estadounidense de Cornell publicados en la revista “Psychological Reports”, apoyan que la música y el ambiente en el que nos disponemos a comer, influyen directamente en nuestra digestión.

Nuestro estado interno afecta a nuestra cantidad de saliva, a nuestros ácidos estomacales, a la presión sanguínea… en definitiva, a comer más o menos, y mejor o peor.

Por lo visto, pese a lo que se piensa, comer relajadamente acompañados de una música armónica hace que ingiramos unas 175 calorías menos, de media, en cada ingesta y podamos disfrutar muchísimo más del placer de comer.

 

Comer escuchando música de fondo, en un entorno positivo y relajado, mejora nuestro proceso digestivo y ayuda a que el organismo absorba mejor los nutrientes.

Un elevado nivel de nervios convierte nuestras digestiones en pesadas, por lo que la música nos ayuda a liberarnos de estrés y agobios.

Además, el propio ritmo de la música nos ayuda a masticar los alimentos el tiempo necesario, marcando así un ritmo saludable.